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Patadeperro

Madredeus

Podría contar de la mala organización, de la venta de asientos doble, de que antes de escucharla por primera vez en la noche se fue la luz, del estúpido que ante la impotencia de un macho y después de tocar a una chava fue reprendido y antes de bajarse del autobús le dio un golpe y le cortó el párpado. Si, podría contar todas las cosas que ayer salieron mal, pero no, les hablaré de Teresa Salgueiro.
Teresa cuando canta parece flotar, parece moverse entre nubes, parece soñar y parece un sueño. Ilumina tanto la noche que las estrellas y la luna no pueden explicar el por qué de su derrota. Su voz es lo más parecido que puede haber en lo humano a las sirenas, es perfecta, dulce, profunda y suave a la vez. A pesar de que esta vez los músicos no estuvieron a su altura, ella sigue dignificando el trabajo de Madredeus y cuando canta: "E o sol, das madrugadas todas, Névoa de um povo a sonhar, Os teus mistérios, Lisboa São, as pombas que ainda há..." uno no puede pensar que haya un mejor lugar que Lisboa. Y sin embargo, cuando ella no esá, Lisboa no es igual.

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