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Patadeperro

Breve reflexión sobre un problema de estudio y la metodología cualitativa.

En busca de un problema de investigación.
El pensar en un problema de investigación es quizá una de las tareas más difíciles de afrontar cuando se comienza a incursionar en el campo académico. Existen tantas posibilidades de temas y tantas fuentes posibles que presentan elementos interesantes que a menudo nos encontramos con la imposibilidad de tener un punto de partida con el cual comenzar. En mi caso, el interés por la Sociedad de la Información viene de años y fue gracias a mi contacto personal con el Internet y los ordenadores que encontré la temática general de estudio que ha guiado mi trabajo: la Comunicación Mediada por Computadoras (CMC). Hace ya más de 8 años que comencé a trabajar en diversos estudios en torno a este fenómeno emergente, los cuales han tenido como ejes la identidad, el género, la comunicación, la socialización, la sexualidad y la construcción de la comunidad; se han desarrollado en diversos sistemas de CMC (BBS, correo electónico, webchats, etc.) y han utilizado técnicas de investigación tanto cualitativas como cuantitativas. En este sentido, y teniendo en cuenta el curso que estamos llevando, pensé en desarrollar un problema de investigación paralelo pero diferente, como una forma de pensar sobre lo que trabajo desde otra visión.
Hace tres meses que cambié mi residencia de México a España y una de las cosas que más me ha llamado la atención es, por un lado, la gran penetración de los teléfonos móviles (superando ya en número a los teléfonos fijos) y, por el otro, el avance en la implementación de nuevos elementos técnicos en los mismos aparatos de telefonía móvil, por ejemplo el anuncio de la tecnología de tercera generación que permite el uso de videoconferencia (y que se suma a características anteriores que habían sido novedosas con respecto a los primeros teléfonos móviles como cámaras de fotos, mensajes multimedia, acceso a Internet, juegos, etc.). Dejando fuera aparatos como el Blackberry o los móviles con un PDA integrado, lo que hay es una coexistencia de teléfonos de vieja y nueva generación que integran, cada vez más, elementos tecnológicos variados y que parecen tener una tendencia hacia la convergencia del teléfono como un instrumento de comunicación, una fuente de información, un aparato de ocio y hasta un monedero electrónico. Ahora bien, el terreno es ya bastante amplio como para pensar en problemas (de investigación y sociales), algunos de los cuales podrían consistir en reflexionar sobre el posible peligro que traen consigo los móviles en el terreno de la conducción automovilística, la preocupación por la privacidad en relación al ámbito laboral y personal, el crecimiento entre actividades comerciales y el uso del móvil, las imágenes tan extrañas de personas hablando “solas” por la calle o juntas en lugares públicos donde no se comunican entre ellas, es decir, los elementos que acarrea el uso del móvil en lo social. Todas estas custiones han sido más o menos mencionados en diversos medios de comunicación y, por supuesto, algunas de ellas ya son explotadas comercialmente (la compra de tonos polifónicos, el uso de SMS como votaciones electrónicas, etc.). En este sentido, la temática que a mí me interesaría como posible objeto de estudio en torno a los móviles, enmarcada en la tradición de los estudios sobre usos y apropiaciones de la escuela culturalista británica, sería la de la relación entre comunicación y espacio. Es decir, una de las cosas que se señalan como ventajas de los móviles (especialmente a nivel mercadotécnico) es la capacidad que tienen de “independizar” a las personas de sus espacios físicos, pues con el móvil ya no es necesario estar en un lugar para recibir o hacer una llamada (en teoría, porque ni en el metro ni fuera del alcance de las células de radiotransmisión se pueden efectuar llamadas) pero tampoco se requiere un aparato extra para hacer fotografías, mandar correos electrónicos, jugar a un videojuego o conocer el resultado de un partido de fútbol. Por otro lado, los móviles se intentan convertir, al personalizarlos con tonos, carátulas, imágenes de pantalla y uso de la cámara fotográfica, en una “extensión” de las personas (recordando a McLuhan) o al menos de su personalidad. Sin caer en un determinismo tecnológico, cuestión que no comparto en lo más mínimo, y sin exclamar, como hacen algunos autores, que la tecnología ha abierto caminos revolucionarios o que presenta una novedad total (cuando en realidad muchas de sus características llevan años presentes en la ecología tecnológica. No obstante, lo que sí es hasta cierto punto novedoso y digno de atención es el hecho de que una sola herramienta cuente con funciones tan distintas y dispares) la intención del problema a enunciar sería conocer si ha habido cambios, y cuáles serían, en la relación entre las personas y el espacio físico a partir del uso del teléfono móvil. Recapitulando, partiendo de la llamada Sociedad de la Información y teniendo como un primer elemento de llegada la proliferación e importancia de los teléfonos móviles en la sociedad española (europea, me atrevería a decir), que permea diversos ámbitos, desde el trabajo y el ocio, hasta la familia y las relaciones personales, me planteo varias preguntas. En específico, utilizo la directriz que es la relación entre el espacio físico rígido y el “espacio móvil” (término que apunto a manera de hipótesis):
–¿Existe realmente una reconfiguración de la percepción sobre el espacio físico, el territorio y las distancias a partir de la movilidad que puede generar la comunicación móvil?
–¿Qué elementos de la vida cotidiana se ven transformados, reformulados, suprimidos o posibilitados por un elemento tecnológico como el móvil?
–¿Cómo conciben las personas usuarias de teléfonos móviles su aparato? ¿Qué dimensiones cognitivas, sociales y culturales le otorgan a dicha herramienta tecnológica?
Ahora bien, dado que estas preguntas parecen apuntar a caminos distintos, aunque igual de interesantes, pero en principio poco factibles de estudiar en un sólo trabajo me quedaría con el siguiente problema a manera de enunciado:
Dado que no sabemos si el uso y la apropiación del teléfono móvil ha cambiado realmente la relación entre las personas y el espacio físico (como se señala por ejemplo en la publicidad sobre dichos aparatos), sería pertinente estudiarlo para ver si estas posibles modificaciones han traído como consecuencia también un cambio en la cognición sobre dicho espacio.
Este sería un primer acercamiento a un objeto de investigación en forma de formulación de un problema.

Las causas y los motivos de los sujetos (a partir de una lectura de Taylor y Bogdam).
La “pelea” entre la visión crítica y la positivista tiene su base en el desarrollo histórico y social de la ciencia, en la necesidad de los científicos sociales de ganar, para el estudio de lo social, el tipo de afirmación y respeto que en su momento lograron los científicos de la naturaleza. En Sociología, por ejemplo, ya Durkheim, siguiendo a Comte, esgrimía el argumento de que: “los fenómenos sociales son hechos naturales sometidos a leyes naturales” (p.73-74). Hace ya tiempo que las visiones hermenéutica, crítica y constructivista han ido ganando terreno y consolidando sus métodos de recolección de datos, incluso algunos de los exponente de escuelas como la de Estudios Culturales se encuentran en una fase de replanteamiento sobre algunas de sus premisas (por aquello de que algunos estudios micro no alcanzan a tener un sustento teórico-metodológico y de análisis de datos más sólido). Sin embargo, los científicos sociales , al menos en principio y en un gran número, aunque recordando que en la historia de la antropología hay elementos que podrían servir para contradecir esta afirmación, más que intentar describir lo social como un hecho delimitado por leyes innamovibles, fijas y perpétuas, con el propósito de “controlar” y establecer causalidades, han pasado, de manos de las técnicas cualitativas, a buscar explicaciones sobre los motivos por los que la sociedad se comporta de determinada manera, no ya como un bloque preciso y predecible sino como un conjunto de actores con nombres, vivencias, historias, creencias y características que los convierten en diferentes dentro de un grupo de iguales (muchas veces no tan iguales). Es decir, existe una renuncia implícita (y muchas veces explícita) a establecer determinaciones en la comprensión de la sociedad y con ello a buscar relaciones causales. En su libro, Taylor y Bogdam, al hablar de los métodos cualitativos, lo dejan muy claro al apuntar que “más que un conjunto de técnicas para recoger datos. Es un modo de encarar el mundo empírico” (p.20). Quizá esto implica a su vez una “humanización” de la ciencia, en el sentido de buscar darle un espacio en las “grandes respuestas” a personas que día a día construyen, con su vivir cotidiano, lo que llamamos sociedad. Apuntalando esto, al hablar de lo que es importante en la entrevista a profundidad, los autores mencionan que “sus (de los informantes) significados, perspectivas y definiciones; el modo en que ellos ven, clasifican y experimentan el mundo” (Taylor y Bogdam, 1986: 114), situación en la que concuerdan también Jankowski y Wester (1993). Vemos de esta manera que se pasa del frío entendimiento de lo social como naturaleza, a la calidez de la búsqueda de los actores en la sociedad.

Métotos cualitativos y estudios de Internet.
Para finalizar, quiero hacer un último apunte que deje abierta la discusión para lo que queda del módulo. Viniendo de los estudios de comunicación, uno de mis intereses ha sido la Comunicación Mediada por Computadora, un campo emergente que se mueve entre los estudios de los medios masivos, la sociología de la tecnología, la psicología social y varias disciplinas que lo han tomado como objeto de estudio. El problema ha sido, como apunta Jones (1999), que “el simplemente aplicar teorías y métodos existentes al estudio del fenómeno que significa Internet, no es una forma satisfactoria de construir nuestro conocimiento del Internet como un medio social” (p. X). Por su parte Jensen menciona que:
En los estudios sobre comunicación nos encontramos demasiado a menudo con que las elecciones metodológicas se han hecho mucho antes de determinar los objetivos y fines de la investigación, por lo que las metodologías se convierten en soluciones en busca de problemas (Jensen 1993:15)
Los estudios sobre Internet que utilicen métodos cualitativos tienen mucho camino por delante, ya que se presentan nuevos retos a vencer, por ejemplo, la distinción entre virtual y real, la complejidad de encontrar conceptos que sirvan para situar los fenómenos en una correcta dimensión, etc. En ese sentido, y al ser un campo al que le queda mucho por ser explorado, la distinción que se establece entre buscar las explicaciones de las causas y centrarse en la comprensión de los motivos es básico para no cometer los errores que se vienen gestando desde los centros de desarrollo tecnológico con apologías milenaristas o con las críticas sin fundamento de los peligros de la sociedad de la Información.

Bibliografía:
Durkheim, E. (2002). Las reglas del método sociológico y otros escritos sobre filosofía de las ciencias sociales. Madrid: Alianza.
Jankowski, N.J. y Wester, F. (1993). La tradición cualitativa en la investigación sobre las ciencias sociales:contribuciones a la investigación sobre comunicación de masas. En N.W. Jankowski y Karl Jensen (Eds.) Metodologías cualitativas de investigación en comunicación de masas. Barcelona: Bosch.
Jones, S. (1999). Studying the Net: Intricacies and Issues. En Steve Jones (Ed.). Doing Internet Research, (p. 1-27). Estados Unidos: SAGE Publications.
Jones, S. (1995). Understanding Community in the Information Age. En S. Jones. (Ed.), CyberSociety : computer-mediated communication and community. E.U.A. : Sage Publications.
Taylor, S. y Bogdan, R. (1987). Introducción a los Métodos Cualitativos de Investigación. España: Paidós.

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